domingo, 8 de mayo de 2016

¿QUE TRASMOTE EL ARTE?


Al mirar a una obra de arte, nos enfrentamos no sólo a los valores compositivos de formas, colores o materialidad, sino que también a un proceso de reconocimiento estético que va más allá de lo observable. La obra se nos presenta por primera vez como una experiencia única que embarga a los sentidos, son estas sensaciones las que nos quedan marcadas. Después de la primera experiencia la obra nos da la oportunidad de conocerla y aprehenderla, desde otro punto de vista: el conocimiento, utilizando nuevos caminos para su comprensión, que va más allá de la experiencia sensorial. Al introducirnos en el mundo de la obra, nos adentramos a un nuevo mundo, a una nueva experiencia con la obra. Esta se presenta como si fuera una nueva obra, diferente a la que percibimos la primera vez.
La búsqueda por entender y comprender una obra de arte reacciona desde el primer momento en que nos encontramos frente a ella, es común intentar buscar elementos que nos sean familiares, formas, figuras, colores que nos remitan a recuerdos previos de objetos similares. Eco[1], menciona que las obras entregan estímulos estéticos, éstos incitan al espectador a captar el denotatum global, “los signos aparecen vinculados por una necesidad que se remite a costumbres arraigadas en la sensibilidad del receptor (…) le es, por lo tanto, imposible aislar las referencias”[2], esto produce que el primer encuentro sensorial con la obra deje incompleta tarea de comprender el todo de la obra de arte.
Debido a la calidad compleja de una obra de arte, que no nos permite comprender en un primer momento la vasta red de conexiones existentes entre las figuras y símbolos expresados en ella. La búsqueda por obtener más información sobre un objeto que nos ha marcado, estimulado, emocionado, nos conduce a investigar estas conexiones, a remitirnos a nuestras propias experiencias y a indagar todo lo que podamos sobre estos elementos. Muchas veces el medio que nos presenta la obra proporciona la información relevante para iniciar una nueva mirada a esta, contando ahora con nuevas herramientas que permiten realizar un análisis más profundo y elaborado, adonde se conectan las primeras emociones e impresiones estéticas junto con la información otorgada, creando así una complejización de los significados que nos entrega la obra. Esta nueva lectura estará más cercana a un plano más teórico que fenomenológico.
El fenómeno de la percepción estética, y cómo esta puede variar después de conocer aspectos de ella que sobrepasan lo visual y lo emotivo, será mi objeto de estudio. Para esto he decidido trabajar con un objeto artístico que me sea desconocido, o más bien alejado de mis conocimientos sobre arte: un objeto de Diseño. El escaso conocimiento de un campo artístico me permitirá tener una mayor apertura en una primera experiencia, los estímulos visuales que reciba me llevarán a experimentar un proceso de descubrimiento estético, sin que estos estímulos me remitan inmediatamente a la red de conocimientos preexistentes en mi memoria.

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