¿QUE TRASMOTE EL ARTE?
Al mirar a una obra de arte, nos enfrentamos no sólo a los valores
compositivos de formas, colores o materialidad, sino que también a un
proceso de reconocimiento estético que va más allá de lo observable. La
obra se nos presenta por primera vez como una experiencia única que
embarga a los sentidos, son estas sensaciones las que nos quedan
marcadas. Después de la primera experiencia la obra nos da la
oportunidad de conocerla y aprehenderla, desde otro punto de vista: el
conocimiento, utilizando nuevos caminos para su comprensión, que va más
allá de la experiencia sensorial. Al introducirnos en el mundo de la
obra, nos adentramos a un nuevo mundo, a una nueva experiencia con la
obra. Esta se presenta como si fuera una nueva obra, diferente a la que
percibimos la primera vez.
La búsqueda por entender y comprender una obra de arte reacciona
desde el primer momento en que nos encontramos frente a ella, es común
intentar buscar elementos que nos sean familiares, formas, figuras,
colores que nos remitan a recuerdos previos de objetos similares.
Eco[1], menciona que las obras entregan estímulos estéticos, éstos incitan al espectador a captar el denotatum
global, “los signos aparecen vinculados por una necesidad que se remite
a costumbres arraigadas en la sensibilidad del receptor (…) le es, por
lo tanto, imposible aislar las referencias”[2], esto produce que el
primer encuentro sensorial con la obra deje incompleta tarea de
comprender el todo de la obra de arte.
Debido a la calidad compleja de una obra de arte, que no nos permite
comprender en un primer momento la vasta red de conexiones existentes
entre las figuras y símbolos expresados en ella. La búsqueda por obtener
más información sobre un objeto que nos ha marcado, estimulado,
emocionado, nos conduce a investigar estas conexiones, a remitirnos a
nuestras propias experiencias y a indagar todo lo que podamos sobre
estos elementos. Muchas veces el medio que nos presenta la obra
proporciona la información relevante para iniciar una nueva mirada a
esta, contando ahora con nuevas herramientas que permiten realizar un
análisis más profundo y elaborado, adonde se conectan las primeras
emociones e impresiones estéticas junto con la información otorgada,
creando así una complejización de los significados que nos entrega la
obra. Esta nueva lectura estará más cercana a un plano más teórico que
fenomenológico.
El fenómeno de la percepción estética, y cómo esta puede variar
después de conocer aspectos de ella que sobrepasan lo visual y lo
emotivo, será mi objeto de estudio. Para esto he decidido trabajar con
un objeto artístico que me sea desconocido, o más bien alejado de mis
conocimientos sobre arte: un objeto de Diseño. El escaso conocimiento de
un campo artístico me permitirá tener una mayor apertura en una primera
experiencia, los estímulos visuales que reciba me llevarán a
experimentar un proceso de descubrimiento estético, sin que estos
estímulos me remitan inmediatamente a la red de conocimientos
preexistentes en mi memoria.
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